martes, 16 de abril de 2013

Irreal 1





Durante la última dictadura militar, un grupo de amigos rosarinos, se reunió para darle vida a Irreal, una de las bandas emblemáticas del rock local. Fue en diferentes etapas, porque hubo recambio de músicos en uno y otro momento. Y pese a que Irreal no llegó a registrar ninguna producción discográfica –sólo grabaron un demo en cassette– cobró gran relevancia por la calidad de los músicos que pasaron por el grupo. El primer momento fue del 76 hasta el 78 o 79, y de ahí en adelante hasta el 81 cuando se terminó el grupo de la peor manera: censurado. 

La amistad barrial, el fútbol y las calles compartidas hicieron real a Irreal. Al menos así lo recuerda Juan Chianelli, uno de los principales integrantes de la banda que estuvo desde el comienzo y hasta el final, que además de tocar piano se animó a agarrar la guitarra. 


Chianelli vivía en la misma cuadra que Adrián Abonizio y Hugo Garcia. Según resume: "entre los tres pasaron del fútbol al folclore" casi sin escalas. Y claro, después del folclore vino el rock.  A esa altura, Hugo García ya tenía su grupo y Chianelli el suyo. Aunque siempre estaban en permanente rivalidad por las bandas, los dos comenzaron a limar algunas asperezas y con Abonizio de por medio se reunieron para el armado de un grupo que ya comenzaba a virar hacia el rock. Después se acercó Marcelo Domenech, también vecino del barrio, más tarde llegó el Topo Carbone (que era el único que no venía de otra zona) y finalmente se incorporó Yayi Gómez, el hijo del saxofonista Walter Gómez. "Mi idea era tocar el teclado. Por aquellos años existía el Farfisa pero eran realmente muy caros, era el sonido de la época. Los órganos como en Los Gatos", recuerda. En el 75 ya se juntaban a ensayar en la casa de la abuela de uno de los músicos, frente a la plaza Buratovich en el corazón de Echesortu.

El séptimo miembro de la banda fue José Luis Aguilera, más conocido como el Zapo Aguilera, percusionista. Su presencia fue tan importante (aunque nunca llegó a tocar) que fue el que le puso el nombre Irreal, una noche luego de un ensayo en la vieja pizzería Pedrín.
Aunque Irreal existía desde julio 1976, el debut oficial fue el 16 de diciembre de ese mismo año en Il Trovatore, teatro del club Italiano de Rosario, junto al grupo Caballo de Mar, de San Nicolás. "Tanto la música como las letras de Adrián eran muy intuitivas. El mensaje en sí era mucho vuelo, mucho lirismo", cuenta Chianelli. 


Pero lo más difícil de aquellos años era conseguir un lugar para tocar. Tal es así que en varias ocasiones alquilaron las salas de la facultad de Ingeniería a cambio de una donación para la Cooperadora. Incluso, llegaron a tocar en La Comedia con el teatro lleno total y en ese show se pudo ver por primera vez el cortometraje de Mario Piazza Sueños para un oficinista. De esa noche no puede olvidarse. Es que al final del concierto se fueron a escuchar la grabación a la plaza Buratovich y les sucedió algo que estaba de moda en ese momento del país, pero que a ellos nunca les había tocado. "De repente nos rodearon cuatro patrulleros, todos al piso, las manos en la nuca y el interrogatorio. Finalmente, el jefe del operativo nos reconoció, se dio cuenta que éramos los pibes de enfrente y nos dijo que era peligroso estar en las calles a esas horas de la madrugada, que nos fuéramos a dormir y nos dejaron ir. Claro, después de una serie de amenazas", relata. De esa misma noche salió el tema Pánico en Buratovich, inspirado en ese mal momento.

Entre 1976 y 1977 Irreal comienza a mantener un intercambio cultural con otras provincias. Se realizan los encuentros del interior con Red de Tucumán, Trigémino Buenos Aires, Agnus de Santa Fe, Dibujos Animados de Córdoba y otros. En las grias también juntaron varias anécdotas de razzias. De la vez que tocaron a metros del Obelisco, en Capital Federal, recuerda que una noche cuando terminaron de tocar se prendieron las luces de la sala y los obligaron a salir a todos a la calle con el documento en la mano. "Había un montón de patrulleros y te llevaban por averiguación de antecedentes. En esa época vos ibas a un concierto y tenías muchas posibilidades de caer en cana. Esa vez me acuerdo que le dedicamos una canción a todos los que estaban detenidos, entre ellos a este pibe en cuya casa estábamos parando. El temor era generalizado y todos recordamos sensaciones horribles", dice.
Chianelli no sólo tiene ese registro por músico, también (como le gusta definirse) por laburante. "Los trabajadores que estaban al margen de una expresión artística, sufrían la represión en la fábrica y podían caer presos por haber estado reunidos con un delegado. Yo trabajaba en Laminfer y había mucha ebullición, mucha actividad gremial, era hermoso, lo sindical era totalmente diferente a lo que es ahora, donde los tipos se enriquecen a costa de los laburantes", reflexiona.



A fines de 1977 cuando la banda estaba logrando definiciones en cuanto a lo estilístico y afianzándose en lo profesional, Abonizio decidió dejar el grupo para desarrollarse como solista. Lo que golpeó a los demás integrantes por su fuerte presencia autoral e inspiratoria. En su lugar, y luego de algunos acuerdos y desacuerdos, lo invitaron a Juan Carlos Baglietto, viejo conocido y telonero de Irreal y de casi todos los grupos de Rosario. Baglietto le aportó al grupo una fuerte presencia escénica.
A fines de 1978 Yayi Gómez es quien deja Irreal por cuestiones laborales y entra en su lugar Juan Piraña Fegúndez, en flauta y percusión.
El último en irse del grupo, pero no por decisión propia, fue Marcelo Domenech, convocado por el Servicio Militar Obligatorio. En su lugar ingresa Juan Ricci, ex bajista de Síntesis.
Al promediar 1979, producto  del desgranamiento que sufrió en tan poco tiempo y desencontradas aspiraciones personales, en una reunión realizada en la casa de Juan Chianelli, se decide ponerle fin a la banda.


Algunas actuaciones y hechos importantes del primer período:

16/12/1976  Debut Irreal en Il Trovatore
15/07/1977  Colegio La Salle
07/10/1977  Adoratrices (Pergamino), con AMI (Agrupación Músicos Independientes)
18/12/1977  Teatro Municipal de San Nicolás
14/04/1978  Teatro La Comedia – estreno de la película Sueño para un oficinista, de Mario Piazza. con música en vivo de Irreal
04/061978   1º Festival Atlántico de la Música Joven, teatro Estrellas Bs. As.
23/06/1978  Cine y rock en Paul Casals
18/08/1978  1º Festival interprovincial de cine y rock- Estadio cubierto de Newell's Old Boys
19/08/1978  1º Festival interprovincial de cine y rock – Sala Luz y Fuerza, Santa Fe
03/09/1978  Ronda final del 1º Festival Atlántico de la Música Joven, Teatro Astral, Mar del Plata
20/11/1979  Encuentro Nacional de Rock del Interior -  Tucumán




Abonizio y Bonifacio

La música, una extensión de la amistad. Así define Adrián Abonizio a su primer acercamiento al rock. La primera banda que formó se llamaba El principio y era un grupo rockero del barrio. "Fútbol, descubrimientos sexuales y mucha música", resume Abonizio. Debutaron un 1 de mayo en una fábrica. Los alabaron pero el sonido era tan malo que cuando terminó el recital a él le preguntaron por qué cantaba en inglés aunque todo el tiempo lo había hecho en castellano. Antes de eso habían formado un grupo de folclore. "Estudiábamos todos en una academia, donde luego de correr a la pelota tomábamos la guitarra y aprendíamos, no sé, ya me olvide que cosas, supongo que a mirarle las piernas  a la profe", bromea.
Mucho después vino Irreal. El grupo comenzó a armarse en 1975 y 1976 y luego dio paso a lo que fue la Asociación de Músicos Independientes (AMI). "Una agrupación, mítica, pero inmadura, que en el contexto de la dictadura parecía una resistencia organizada pero era nada más que estar menos solos ante tanto plomo gris", explica Abonizio. En esa época llegaron a meter 700 personas en el teatro La Comedia, con un fervor y un trabajo de mulas. "Primeras letras, vigilados por la policía. Salimos vivos en medio de tantos muertos. Éramos inconscientes. Si hubiésemos pensado  en los peligros no hacíamos nada de eso. Más de una vez caí preso y zafé por esas cosas del destino", dice.
 Cuando en el 78 se aleja de Irreal, "algo que le llevó un tiempo resolver", comenzó a contar sus historias. "El grupo se había tornado algo sinfónico y no había lugar para el letrista que era yo. Así que me puse otro nombre -por el temor de la época- y llegue a tocar en Estudiantes de Buenos Aires con colegas, pibes solitarios haciendo lo mismo, arte en medio de la delincuencia y el crimen de Estado", cuenta. Así fue que nació Bonifacio, un personaje de corte intimista que aparecía en salas pequeñas y más de una vez estuvo acompañado por Fito y Carlos Luchese.

"Allí me converti en un cantautor y me dije que lo iba a ser para siempre, para no darle el gusto a  los derrotistas, alcahuetes y fracasados, cuyo plan era que los jóvenes nos extinguiéramos todos. Luego, vino la Trova y ahí arrancó otra etapa", concluye.










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