jueves, 28 de febrero de 2013

Los Vándalos por Juan Cruz Revello




 No hay persona vinculada al rock de la ciudad que no mencione a Los Vándalos como referentes del estilo. Incluso aquellos que no escucharon nunca su música, son partidarios de su referencia. Es rara la función social que cumplen en el panorama musical de Rosario. Se podría decir que, aún en pleno desarrollo y crecimiento musical, ya son un mito. A base de historia –existen como banda desde 1990- de la personalidad y popularidad de su cantante, de anécdotas, de canciones conocidas y de frases que quedarán en el imaginario popular rosarino,  son esa banda con la que todos tienen alguna historia que contar. Con la que muchos fueron a recitales históricos. Con la que todos alguna vez quieren tocar. Y los músicos son de aquellos que todos quieren conocer. Aún para personas que no les interesa su música; aún aquellos que en su vida Los Vándalos no significan nada, se sienten atraídos por los protagonistas de esta historia. Todos quieren conocer o vincularse o entrevistar alguna vez a Los Vándalos.
Decíamos que se formaron a comienzos de la década del noventa.  Su formación original estaba compuesta por amigos del barrio Luz y Fuerza ubicado en la zona norte de La Florida, en Rosario. Un barrio donde por esos días ser vecino del otro era sinónimo de hermandad, confraternidad, ayuda, amistad, amor.  Además de Los Vándalos, otros músicos de la ciudad vivían en el barrio de los monoblocks de la Florida. Es el caso de Tato Vega, por entonces cantante de Los Pordioseros, y más adelante en el tiempo, de Los Shocklenders. En algún sentido, fueron Los Pordioseros los que convencieron a los primeros integrantes de Los Vándalos, a confiar en tener una banda.
En definitiva, los más pibes del barrio tocaban rock. Y se juntaban en la esquina. ¿Estereotipo? No, realidad.  Los chicos hacían lío. Bochinche. En reiteradas oportunidades, como alguna vez contaron ellos, “las viejas del barrio se la pasaban yendo a nuestras casas a quejarse porque le rompíamos los vidrios de los departamentos cuando jugábamos a la pelota”. Jugaban al fútbol en el campito que la dicha puso estratégicamente entre los dos monoblocks que dividían sus departamentos. Los más grandes, los que formaban parte del grupo de los padres, utilizaron el calificativo de Vándalos para referirse a ellos. Así nació el nombre de una de las bandas que representará al rock de Rosario por los siglos de los siglos. Estrictamente, de aquella formación original, que debutara en la plaza Ovido Lagos, ubicada de Rondeau para el lado del río en La Florida, sólo queda hoy Cristian “Larva” Bruscia, guitarrista. Por esos días, y durante los dos primeros shows, era el cantante. Los nervios de las presentaciones hacían que su padre le habilite unos tragos de whisky para enfrentar al público. Había que conseguir un cantante. Diego Popono Romero (apodado de esa manera por un compañero de fútbol en el barrio), en esos primeros días formaba parte de la banda haciendo las veces de manager, pero pronto, ante la necesidad, se hizo cargo del micrófono y no lo soltó más. Se conocían con Cristian del barrio, pero no se daban bola. Directamente su relación personal comenzó en la peatonal de Rosario, cuando se encontraban luego de que Popono saliera de la técnica nº 5, y la Larva de la escuela de música.  Escuchaban lo que a fines de la década del '80 dominaba el mercado: Charly García, Virus, Fito Páez. Pero sus influencias para lo que querían tocar, venían desde otro lado: Blues, Rock and Roll, R&B y Funk. En Rosario la música que se escuchaba estaba ligada a otros estilos vinculados al rock. Los grupos más populares de la época eran Graffitti, Identikit, Certamente Roma, Los Arnaldos o Punto G. Los Vándalos, desde su música, buscaban diferenciarse de esos estilos. Es por eso que más allá de sus gustos, el género reflejado

en sus primeras épocas respondía a los parámetros más tradicionales del rock and roll. Otro de sus integrantes originales, César Aguirre, compartía con Cristian el mismo profesor de guitarra, Hugo García. El fue quién les empezó a pasar data musical de violeros de Blues. El resto, lo hizo el CD. A comienzos de los '90, la importación de este formato de discos hizo que muchos accedieran a música que encima, venía sus protagonistas a mostrar en vivo. Y Los Vándalos viajaban a verlos: Keith Richards, Albert King, Eric Clapton, Jerry lee Lewis, por citar algunos ejemplos.  Con algunos cambios de formación, el  resto de la banda  se completaba con Cristian Pollo Moya en teclados; Mario Zilli en saxo; Cristián Cata Cataldi en bajo y Marcelo Vanzetti en batería. Con esta formación (más la armónica a cargo de Pablo Casadei que sigue hasta hoy) graban su primer disco la rock and roll vándalos blues, con el apoyo del sello Gapp Records. Un disco con canciones que hoy son clásicas dentro del género en Rosario, como por ejemplo Tonigth y El Indulto. Y un disco que a través de una de las canciones representativas, dejó una frese que supo ser slogan de un festival local en los primeros días del año 2000: “Rosario es el Rocanrol”.  Lo completan estilos como el Blues (Santa Isabel) o el funk (Tu hermanita ya creció). El segundo disco de Los Vándalos, es el material en el que la mayoría de sus protagonistas coinciden en que es el mejor; Los Vándalos II se editó en el año 1996 y contiene las canciones Como Mierda, Así que sos pesado y Come on baby.  Por esos días, se van a de la banda Mario Zilly (entra en su lugar Augusto Fassini) y Pollo Moya, quién de todos modos graba los teclados del próximo disco, el tercero, que esperó a salir hasta el 2001. Se llama Cosecha Propia. Tiene un arte destacado, el más logrado de todos sus discos. Y las canciones más características son Acá no hay y Todo Rompo. La popularidad de la banda cada vez es mayor. Con este disco, Los Vándalos festejan 10 años de trayectoria. Con la producción de Titi Blastein, por entonces manager de la banda, llenan el estadio cubierto de Central Córdoba. Los acompañan como invitados Mario Pardal (cantante de La Bolsa, banda de blues de San Lorenzo), Mariano del grupo extinto Azafrán, Piturro Benassi de Los Shocklenders e Hijos del Reyna entre otros.

Los integrantes ya no son los pibes Vándalos que molestaban a los viejos del barrio.  Están cada vez más grandes, sus vidas van cambiando y también sus responsabilidades.  En el mismo sentido, cambios en la formación le adjudican algunos toques distintos en su musicalidad. Por esos días, Bruno Acanfora Greco se consolida como tecladista (había entrado luego de la grabación de Cosecha Propia). Por un accidente automovilístico,  sufren el lamentable fallecimiento de Cristian Cataldi. Este fue un punto de inflexión, y de revisar cosas internas en la banda. Cata era fundamental en la composición y en el espíritu y ánimo de Los Vándalos. Tenía un estilo bien definido, que nutría de identidad las canciones.  Entre dudas si seguir adelante o no (ensayaban con Kutu Oliván, actual bajista y también invitado al show de los 10 años) se hace cargo del bajo Juano Reyes (venía de tocar en Hijos del Reyna). Un tiempo más adelante, la percusión comienza a tocarla Watán Trinch (otro músico rosarino que formaba parte de otra importante banda de la ciudad caracterizada por la música Ska: Scraps). La banda comienza a profundizar en músicas que no le eran ajenas, pero la incorporación de estos músicos (más la incorporación en batería de Tano Basani en proceso de grabación) le da una impronta más destacada a las canciones que necesitan más Groove. Así se desarrolla “Con alegría Che!” (2004).El cuarto albúm de la banda, desde su nombre (muy significativo tras la muerte de Cata Cataldi) genera una nueva frase  de Popono que queda en el imaginario rockero rosarino, y también destaca la importancia que tiene la música en la vida de Los Vándalos. Esa famosa frase tiene su historia: antes de sacar el priner disco, en sus shows oficiaba de presentador el Giru, un amigo del saxofonista.
Los presentaba así: “Chanchos psicóticos nos están atacando la tierra. Pero no se preocupen, quédense tranquilos que Brian Jones, Janis Joplin, Jim Morrison y Los Vándalos nos están defendiendo.  'Con Alegría Che'!!!”. Popono recordó esta frase en una entrevista radial, y de ahí en más quedó patentada como un sello de agua propio y característico.
  Por esos días, todos los integrantes de Los Vándalos en varias declaraciones se encargaban de decir que a partir de ese disco, la vida interna de la banda cambiaba. Se iban a tomar las cosas con más seriedad. Una nueva ida de la banda y un nuevo integrante ocurre por esos días. Se va César Aguirre y entra Chino Aguilar (amigo y compañero de ruta de  la banda; también había grabado violas en Cosecha Propia) .  Comienzan a retomar sus shows en diferentes partes del país con Buenos Aires y Córdoba como ejes principales. Con esta nueva y consolidada formación editan su primer disco en vivo, llamado “Vivo entre Vándalos” (2006). Con una buena difusión, participan en varias ediciones de los principales festivales de rock del país en Rosario, Capital y provincia de Córdoba: Quilmes Rock, Pepsi Music y Cosquín Rock. Era necesario un nuevo material discográfico con esta formación, que contenga canciones nuevas. Deciden grabar por primera vez con un productor discográfico. Eligen a Daniel Pérez (también músico, integrante de otra banda rosarina, Los Sucesores de la Bestia) y registran “No significa nada” (2009). Un disco con buenas canciones, que resisten un formato más pop, sostenido por instrumentaciones diferentes y buenos estribillos. En el 2010 se presentan con buena cantidad de público en el Anfiteatro Municipal, festejando 20 años de carrera. Una noche fantástica, en donde participaron del show la mayoría de los ex Vándalos. Luego llegó el turno de las presentaciones internacionales. Durante ese mismo año giraron con varios shows por España (donde definitivamente Kutu Olivan se queda en el bajo), y a fines del 2011 tuvieron el privilegio de ser invitados por la Secretaría de Rock del Gobierno Cubano para visitar dicho país, concretando un viaje que los pone en el lugar de las pocas bandas mundiales que visitaron la isla. Allí en Cuba registraron en el estudio Abdala (que donó  Silvio Rodríguez al estado cubano) algunas canciones nuevas, más reversiones de viejas canciones que formaran parte de un nuevo material.

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